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El adicto (página 2)




Enviado por Cecilia Garc�a



Partes: 1, 2

Dependencia: es la situación provocada
por el consumo
continuado de una droga
(compulsivo), que obliga a seguir tomándola para sentir
sus efectos psicofísicos o para cortar el malestar que
supone su privación (síndrome de abstinencia).

Características de un
adicto

La anomia del adicto, le promueve pobreza en la
identidad,
falta de límites,
confusión y miedo respecto de la realidad que lo circunda,
trastornos en el manejo de la agresión y perversión
de los valores
que guían el propio accionar.

Podríamos decir que la problemática del adicto
se refleja en la falta de un proyecto de vida
que le brinde o que esté sostenido por identificaciones.
Esta falta la suplirá con la droga, pegándose a la
etiqueta de "drogadicto", siendo ésta la única que
lo representa.

La cotidiana realidad muestra que los
adictos suelen padecer una amplia gama de trastornos
psicológicos, como estados de ánimo negativo e
irritabilidad, actitudes
defensivas, pérdida de autoestima e
intensos sentimientos de culpa.

A pocos escapa que la adicción suele conllevar la
aparición de multitud de síntomas físicos
incluyendo trastornos del apetito, úlcera, insomnio,
fatiga, más los trastornos físicos y enfermedades provocadas por
cada sustancia en particular.

Los adictos a drogas, con
frecuencia se ven envueltos en agresiones, desorden
público, conflictos
raciales, marginación, etc. Y cuando se comienza a
necesitar más a las drogas que
a las otras personas, pueden arruinarse o destruirse las
relaciones íntimas y perderse las amistades.

En ese contexto se puede dejar de participar en el mundo,
abandonar metas y planes, dejar de crecer como persona, no
intentar resolver constructivamente los problemas y
recurrir a más drogas como "solución".

El abuso de las drogas puede también perjudicar a
otros, dado que el dinero con
que son pagadas las drogas puede privar a la familia de
satisfacciones vitales como comida o ropa.

Así las cosas, la relación con la familia, amigos o
pareja se altera, aparecen discusiones frecuentes, la
comunicación se interrumpe, y hay pérdida de
confianza, alejamiento y toda una secuela de alteraciones en la
convivencia.

Y como conseguir y usar la droga se ha vuelto casi más
importante que ninguna otra cosa, los adictos se vuelven
egoístas, y no les importa nadie más que ellos
mismos.

De la misma forma en que se comportaría el organismo
cuando tiene sed o hambre al faltarle el agua o el
alimento necesario, así se comporta el cerebro del
adicto con respecto a la droga.

El centro instintivo del cerebro es el que le avisa al adicto
que necesita la sustancia con la que ha establecido una
dependencia. Así surge el afán del adicto por
satisfacer su deseo tan fuerte. De modo que el deseo de consumir
droga es un mensaje urgente de supervivencia para el adicto
(consume o muere).

 El adicto no controla la droga. Es la droga la que
controla al adicto. La droga altera el funcionamiento sistema nervioso
central y produce cambios en los estados de ánimo y en
el comportamiento
normal de la persona.

Ninguna droga puede hacerse psicológicamente atractiva,
sin que hayan ocurrido estos cambios físicos en la
actividad celular del cerebro, los cuales- resultan de, y
contribuyen a- el uso repetitivo y creciente de la sustancia.

El desequilibrio químico en el cerebro, que es la
enfermedad como tal, lo causa la perdida creciente de
neurotransmisores, sustancias químicas que nos provocan
todo tipo de emociones. Los
neurotransmisores se pierden porque la droga bloquea los
receptores o los emisores  que debieran recibirlos, y
así impide que los neurotransmisores sean 
reasimilados por la célula
que lo produjo. Esa mecánica constituye la parte
biológica de la enfermedad.

Un dato interesante de saber es, que el efecto emocional
intenso de la droga, no es resultado de la droga en sí,
sino del exceso de neurotransmisores, que asaltan en mayor
cantidad a las pocas neuronas que no están bloqueadas por
la droga.

A nivel mental la enfermedad afecta de la siguiente manera: el
cerebro no llega a percibir claramente la relación entre
el consumo de la droga y las consecuencias negativas que le
produce.

El cerebro racional se convence a si mismo de que es
lógico responder a la necesidad de drogarse, porque la
droga le causa enorme alivio de la ansiedad y de la angustia,
además de que le borra todo sentido de culpa. Pero como
aparte de eso, le produce tantas lagunas mentales en las que se
reprime, o definitivamente se olvidan los comportamientos
vergonzosos, la persona solo relaciona el recuerdo del consumo,
con las memorias de
placer y no con ninguno de los aspectos desagradables que le trae
como resultado.

En fin que la locura del adicto no es lo que hace cuando esta
bajo el efecto de la droga, sino el que nunca por sí mismo
llegara a darse cuenta de que la droga es la causante de sus
problemas.

La locura del adicto es el permiso que se dará una y
otra vez de volver a consumir, a pesar de las claras evidencias de
que su vida se esta deteriorando por culpa del consumo.

La parte mental de la enfermedad, consiste pues en un
sofisticado sistema de
autoengaño, de negación de la realidad y de
justificación para volver una y otra vez al consumo.

El deterioro físico y moral se hace
evidente con el paso del tiempo. Cuando
la conciencia del
adicto comienza a advertir que algo anda mal, ha generado para
ese entonces tantos sentimientos de culpa y remordimientos,
ya  porque se ha hecho a si mismo y a otros, tantas promesas
de controlar su adicción que terminan en rotundo fracaso,
ya porque su conducta inmoral
logre hacer que se odie a si mismo, que le asalta la inevitable
angustia en la que siente que es mejor no haber nacido ni
existido nunca. Es este el momento en el que toca el fondo
emocional tan horrible en el que la vida pierde todo sentido; y
si llegado a este punto, no se produce la intervención
necesaria para salvarlo, la enfermedad puede llegar a ser
fatal.

Los adictos buscan a personas que compartan sus valores y
rituales relativas a la adicción que sufren. De esta
manera se evita la incomodidad de confrontación o
cuestionamiento y se refuerza la negación. El grupo de uso
se convierte en un fuerte componente de la vida social de la
persona. El comportamiento tribal separa a los adictos incluso de
otros adictos considerados como realmente enfermos. Este
aislamiento selectivo puede transformar mucho la psiquis de la
persona quien encuentra apoyo a su estilo de vida
adictivo, causando además conflictos familiares que pueden
llegar a ser muy severos.

Las relaciones familiares se deterioran mientras en
proceso
adictivo avanza. La codependencia resultante termina promoviendo
el desarrollo de
la adicción. Por otro lado el significado que la familia
tiene en el bienestar emocional del adicto disminuye y el adicto
invierte cada vez menos energía en las relaciones
familiares y más en su grupo de uso.

Centros de
rehabilitación

Características de los centros de
rehabilitación

El objetivo de la
rehabilitación es de permitir el crecimiento personal y el
desarrollo de una personalidad
autónoma y franca, que pueda vivir contenta y satisfecha
sin droga y que sea perfectamente capaz de reintegrarse y
reinsertarse socialmente.

El tratamiento para la adicción consiste en una serie
de intervenciones de ayuda para el adicto estructuradas de tal
manera que resultan útiles para promover y apoyar la
recuperación de una persona afectada por la
adicción hacia una mejor calidad de
vida.

Cada persona es un ser humano diferente con distintas
situaciones de vida y distintas necesidades. Por esta
razón cada tratamiento es individualizado de manera que se
adecue lo mejor posible a las características contextuales
de cada persona.

Aparejar la persona que va a tratarse con el tratamiento
adecuado es un factor clave en el éxito
final del tratamiento.

La consulta inicial, la evaluación, el diagnóstico, la intervención y el
tratamiento en sí mismos son partes de un proceso que no
esta fracturado en etapas sino que forma parte de un continuo de
atención. Comprender esta realidad es
importante para poder tomar
las decisiones pertinentes en cada momento del proceso.

Existen diferentes maneras por las que las personas acuden a
los centros de rehabilitación. En general concurre por
sí mismo a solicitar ayuda, casi siempre con la
adicción ya avanzada, otra posibilidad es que un familiar
o amigo lo lleve y la otra es que sea mandado por el juzgado para
su rehabilitación.

Principalmente hay dos grandes ramas en relación con
las diferentes formas de rehabilitación:

  1. Grupo de admisión cumple pautas
  2. Grupo de autoayuda sin pautas

Existen tres grandes tratamientos diferentes además de
los centros de rehabilitación

1.     Ambulatorios: Estos
tratamientos son para adolescentes y
adultos debiendo concurrir pocas  veces a la semana
dividiéndose en: Grupo terapéutico, Grupo
Multifamiliar y Grupo de proyecto de fin de semana.

2.     Centros de día: Es
él más completo de los cuatro. Los pacientes son
divididos en grupos teniendo
que ir al centro en la semana. Allí reciben un apoyo
terapéutico, realizando diferentes actividades, desde
talleres hasta charlas.

3.     Grupo autoayuda: Son los
casos que no pueden o no quieren ingresar en los otros grupos.
Van pocas veces por semana y generalmente son dirigidos por
operadores que fueron adictos, bajo el control de los
especialistas del centro.

Hay que remarcar que cada paciente tiene su propio tiempo de
recuperación. Otro paso importante es la
reinserción general del paciente. Desde el centro se ubica
a la persona en alguna actividad para que no sea
traumática la vuelta a la sociedad.

Además realiza un pedido a familiares o amigos para que
formen una red de
gente que no tengan problemas con las adicciones y
puedan ayudar al paciente a olvidar de su adicción.

Integra dentro de los objetivo los centros de
rehabilitación  la prevención,
orientación, asistencia, rehabilitación, investigación y docencia sobre
uso de drogas.

Las tareas que se desarrollan en éstos lugares se
encuentran a cargo de un equipo profesional interdisciplinario:
trabajadores sociales, psicólogos, médicos,
terapeutas familiares, profesores en diversas especialidades y
coordinadores de grupo, dirigidos por lo general por un Consejo
Directivo.

Centros en Moreno

SEDRONAR

La Secretaría de Programación para la Prevención de
la
Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR) es el organismo
responsable de coordinar las políticas
nacionales de lucha contra las drogas y las adicciones. Apoya su
gestión
sobre dos conceptos claves: la reducción de la demanda de
drogas y la reducción de la oferta de
drogas.

Reducción de la demanda de drogas

1. En materia de
Prevenci ón, diseña, ejecuta y supervisa programas y
planes de carácter nacional, referentes a la
prevención y la capacitación de agentes de la comunidad, en
la temática del uso indebido de drogas y alcohol y sus
consecuencias, en todo el ámbito del país, con el
consenso y la cooperación y de organismos gubernamentales
y no gubernamentales.

2. En materia de Asistencia, procura facilitar la ayuda y
rehabilitación de personas que abusan o dependen de
drogas, y que, carentes de recursos
adecuados, no podrían acceder al tratamiento o
recuperación que merecen. Para ello dispone de un Centro
de Consulta y Orientación, que no sólo asesora a
quien lo solicite, sino que también otorga becas para
tratamiento en instituciones
registradas y supervisadas por la Secretaría,
especializadas en adicciones.

FUNDACIÓN QUIERO VIVIR

Es  una institución reconocida en Moreno, en el
tratamiento de la problemática de la adicción a
sustancias psicoactivas, con alta calidad de
servicios
ofrecidos en el proceso de resocializacion; que reflejara en el
beneficio por el individuo, la
familia y la comunidad.

Ofrece un método de
tratamiento integral dirigido a la reeducación de personal
que abusan de las sustancias psicoactivas, coordinado por un
equipo interdisciplinario; en aras del crecimiento personal que
conlleve a mejorar su condición psicosocial y
espiritual.

Bajo la exigencia de abstenerse de cualquier sustancia que
altere el estado
normal del organismo.

Más allá de los centros de rehabilitación
hay una función
del asesor que vale la pena enfatizar: ayudar a los padres
redefine su rol con el hijo de una manera saludable. ¿Por
qué es necesario esto? Porque cuando un chico abusa de
sustancias y la confusión llega a presentarse en la vida
familiar, es previsible que, en algún grado, se produzca
un cambio de
papeles que sea negativo. En lugar de que el hijo se adapte a las
demandas saludables de su sistema familiar, es el sistema
familiar el que tiende a adaptarse al funcionamiento insalubre
del hijo. En lugar de que los padres puedan iniciar e implementar
los términos constructivos dentro de los cuales se supone
que el hijo vivirá, la situación se vuelve cada vez
más reactiva y son los padres los que se adaptan a los
términos destructivos propuestos por el hijo.

En este punto, el asesoramiento puede ayudar a restablecer una
paternidad constructiva alrededor del chico abusador de
sustancias. ¿Por qué es esto tan importante? Porque
es muy difícil para un joven o una muchacha que
actúa de un modo enfermizo conseguir salud en un sistema familiar
cuyo modelo
refuerza sus propias conductas enfermizas. Cuando los padres
están ayudando a reemplazar esta confusa, inconsistente y
permisiva conducta, con actitudes firmes y constructivas, el hijo
se encuentra con un conjunto de reglas y expectativas saludables
entre las que puede elegir para vivir.

Proceso de
Rehabilitación

Características de los diferentes métodos de
tratamiento

El tratamiento puede definirse, en general, como una
más intervención estructurada para tratar los
problemas de salud y de otra índole causados por el abuso
de drogas y aumentar u optimizar el desempeño personal y social. Según
el Comité de Expertos de la OMS en Farmacodependencia, el termino "tratamiento" se
aplica al "proceso que comienza cuando los usuarios de sustancias
psicoactivas entran en contacto con un proveedor de servicios de
salud o de otro servicio
comunitario y puede continuar a través de una
sucesión de intervenciones concretas hasta que se alcanza
el nivel de salud y bienestar mas alto posible.

Los servicios y posibilidades de tratamiento pueden comprender
la desintoxicación, terapia de sustitución y
mantenimiento
y/o terapias y asesoramiento psicosociales. El tratamiento
también tiene por objeto reducir la dependencia de
sustancias psicoactivas y mitigar las consecuencias negativas
para la salud y las relaciones sociales del consumo de esas
sustancias o relacionadas con este.

En los últimos años se han hecho esfuerzos
concretos por establecer servicios de tratamiento integral. Esos
servicios constituyen la integración de distintos métodos de
tratamiento, encaminados a ayudar a las personas a lograr una
abstinencia duradera.

Tratamientos ambulatorios:

Se entiende por tratamiento ambulatorio aquellas
intervenciones en las cuales los pacientes permanecen
temporalmente en las unidades de tratamiento, dedicando el resto
del tiempo a actividades en sus trabajos o en sus casas. Existen
modalidades donde las intervenciones se extienden por varias
horas al día (modalidades matinales etc.), y otras donde
las personas permanecen hasta doce horas en el tratamiento y que
se conocen como hospitalización de día. Otras
intervenciones están diseñadas para que los
pacientes asistan solamente unas horas al día o a la
semana, por lo tanto les permiten permanecer más tiempo en
sus casas y oficios, o iniciar la búsqueda de trabajo o de
estudio.

Dadas las características de las intervenciones
ambulatorias éstas son de bajo costo y de
fácil acceso, ya que las personas no se ven obligadas a
internaciones prolongadas ni a interrumpir sus trabajos o
estudios. Además, el paciente está en permanente
interacción con el medio y su familia (si
la hubiere), características que hacen de las
intervenciones ambulatorias un espacio que incluye no sólo
las estrategias de
tratamiento propiamente tal, sino que también debe dar
respuesta a las contingencias que se originan de las relaciones
que el paciente establece con su medio y su familia. Desde esta
perspectiva el tratamiento ambulatorio facilita que el individuo
aprenda habilidades para desempeñarse en el mundo, en la
medida que éste permanece en él.

Se describirá un modelo de tratamiento ambulatorio como
una alternativa a optar. Este modelo se diseñó con
una duración de doce meses, aproximadamente, en los cuales
los primeros seis meses son de actividades fundamentalmente
terapéuticas, y los siguientes seis meses son de control y
de consolidación del individuo.

La modalidad de tratamiento implementada tiene como
características: ser voluntaria, ambulatoria y
multidisciplinaria, lo que tiene como ventajas el manejo del
problema adictivo en el contexto donde éste se origina y
se mantiene. Esto facilita que el paciente conserve sus
relaciones familiares y sociales, permite que la labor de
inserción social sea hecha durante todo el proceso
terapéutico y no solamente al final de éste y
además, permite intervenir en las diferentes áreas
problemáticas de la persona.

Un programa
ambulatorio debe permitir que el paciente y su familia superen
los problemas asociados con el consumo de drogas. Para cumplir
con esta finalidad las estrategias de tratamiento deben prestar
asistencia social, atención médica
psiquiátrica, intervenciones de psicoterapia
individual y de familia, estrategias de control del consumo y de
trabajo grupal.

Centros de día:

Los centros de días  generalmente son centros
públicos y gratuitos de planes Municipales, están
organizados con el fin de prestar la atención más
adecuada a las características personales de cada usuario.
Visto el diagnóstico y el grado de adicción, se
fija un proceso terapéutico específico que se
aplica y se revisa periódicamente para adaptarlo a las
nuevas situaciones surgidas.

La atención a la familia se considera una
cuestión importante y se adapta a su estructura,
características y necesidades, para darle un apoyo que se
considera esencial y mejorar la calidad de la convivencia en todo
el ámbito familiar.

El objetivo fundamental de la rehabilitación consiste
en fomentar que los sujetos adquieran y utilicen aquellas
habilidades y competencias
necesarias para vivir, aprender, relacionarse con otros y
trabajar en su medio social particular, permitiendo así
lograr el máximo nivel de autonomía e
integración social de cada caso concreto. Esta
integración social, no quiere decir recuperación
total, implica convivir y asumir esas deficiencias consecuentes a
largos internamientos.

En la mayoría de los centros de día los 
procesos de
trabajo pasan por las siguientes fases:

1. Asesoramiento e información. En función de la
situación de la persona, sus expectativas y demandas se le
ofrece información sobre aspectos relacionados con las
drogodependencias en general, el proceso que puede seguir en el
Centro de Día u otras entidades a las que puede dirigirse,
etc.

2. Valoración y diagnóstico. A través de
varias entrevistas,
los profesionales realizan un estudio de la situación de
la persona en diferentes aspectos: social, psicológico,
formativo y laboral.
También se valoran otros aspectos como la
motivación, la actitud ante
los cambios que debe afrontar o los apoyos con los que puede
contar (familia, amistades, etc.).

Después de realizar esta valoración, el equipo
técnico analiza los aspectos a trabajar con la persona y
diseñan un plan de
intervención. A continuación, el profesional de
referencia y la persona interesada debaten este plan y lo
consensúan. Este plan es el denominado itinerario
Personalizado de Inserción.

3. Itinerario Personalizado de Inserción. Se trata del
conjunto de acciones
(formativas, psicológicas, laborales, sociales, etc.) que
establecen de mutuo acuerdo la persona interesada y el
profesional para llegar al objetivo marcado. Una vez consensuado
este plan, se ponen en marcha las diferentes acciones, y ahora si
comienza el proceso de rehabilitación de las
adicciones.

Grupos Autoayuda:

           
Un grupo de autoayuda es un conjunto de personas que tienen un
problema común y buscan mejores formas de manejar su
situación, hablando entre sí y ofreciéndose
apoyo. Con reglas claras que lo hace un lugar especialmente
apropiado para escuchar con toda atención y para
expresarse con la confianza del respeto y
resguardo de todo asunto personal que se comenta, el grupo de
autoayuda se hace un medio poderoso y constructivo para que las
personas se ayuden al participar.

A lo largo de la vida del grupo se genera una manera de pensar
y una forma de hacerle frente a la problemática
específica que se aborda, mediante ideas, formas de
respuesta y todo lo que se ha ido encontrando en común. Se
construye así un medio social especializado, para
que cada uno pueda aprender, al compartir abierta y libremente
todo lo relacionado con una misma situación de vida.

Por el carácter personal de lo que se llega a tratar,
se establece un acuerdo de cuidado mutuo. Lo que se dice en el
grupo, se queda en el grupo
. Pero lo que se aprende, sin
detalles personales, es necesario compartirlo y difundirlo. Este
acuerdo de secreto y resguardo frecuentemente es nombrado
anonimato. Implica un pacto o contrato con el
que cada nuevo integrante se compromete a reservarse todos los
detalles personales de lo que los otros comparten. Es posible
así generar una situación de respeto para que todos
puedan hablar libremente. Es mediante este acuerdo que se hace
posible la ayuda mutua en el grupo de autoayuda.

En el grupo de autoayuda, los participantes narran sus
vivencias y describen lo que les ha sido útil. Para lograr
soluciones y
un cambio personal, se comparten asuntos propios del tema que en
el grupo se trabaja, pero también todo lo relacionado y
necesario de hablar y trabajar. Se dice que hay que repasar y
hablar los problemas del uno al mil y luego del mil al uno,
 hasta ver y reconocer su fondo, cambiar su sentido y
así encontrar el propio camino.

Cada quien habla todo lo que necesita aclarar para sí,
y esto se hace útil para otros. Hay la oportunidad de
escuchar con atención, para reconocerse y transformarse.
Las experiencias que se narran pueden abrirles caminos a otros.
Es entonces que se encuentra apoyo, sin las desventajas de la
crítica, la valoración moral y los
consejos. Quien habla lo hace para sí mismo. Quien escucha
toma lo que le sirve solamente.

A esto se le dice autoayuda, porque cada integrante
tiene un compromiso personal con su propio proceso. Al acudir
asume un papel activo en la superación de su
situación de vida. Pero siendo en grupo, se trata de un
espacio social para aprender y ejercitar formas de ser y actuar.
Los participantes ponen al centro su propia experiencia, como
materia prima para el trabajo. Se
ejercitan ahí modos de relacionarse socialmente, para
manejarse mejor internamente y en la vida social, con respecto de
una situación o problema común. Por este motivo el
proceso es de ayuda mutua.

Cada grupo define reglas y características propias y
específicas, mismas que enfocan la actividad hacia una
misma tarea y objetivos. Se
buscan lugares y horarios de reunión convenientes.

Gradualmente, se establece una filosofía y forma de trabajo propia. Esto
suele conocerse como la "autonomía" del grupo. Las
normas se
difunden mediante consignas, frases e ideas que se repiten,
especialmente a los integrantes de reciente ingreso.

Una tarea constante en todo grupo de autoayuda es buscar
nuevos integrantes. Siendo permanente y sin fecha de
terminación, el ingreso de nuevos participantes es
esencial para su funcionamiento, además de ser el motivo
por el que existe. Son quienes van llegando que renuevan la
actividad productiva y constructiva. Hacen revivir el trabajo con
respecto a la tarea y tema del grupo. Por eso algunos
participantes se encargan especial y cuidadosamente de recibir e
informar a cada nuevo integrante o persona interesada.

Lo óptimo es contar con un espacio de reunión
gratuito, sin sacrificar la autonomía e independencia
del grupo. Como un servicio para la comunidad, empresas y
escuelas llegan a facilitar espacios de reunión, cuando se
trata un grupo de autoayuda. Para solicitar un espacio de
reunión, es importante indicar con claridad cada
cuándo, y durante cuanto tiempo se reúne el grupo;
sus características y objetivos; el número esperado
de participantes; etcétera.

Procesos
de los centros de rehabilitación

Mientras que la recuperación es el proceso mediante el
cual el adicto detiene su uso y produce cambios positivos en su
estilo de vida, el tratamiento se define como una serie de
actividades  estructuradas que se utilizan con el fin de
ayudar al adicto a reconocer y detener la adicción activa;
así como promover y mantener la recuperación
sostenida.

Es necesario clarificar la relación entre estos dos
procesos que actúan de manera armónica y
coordinada.

La recuperación es para toda la vida y su objetivo es
el de mejorar la calidad de vida del adicto en
recuperación.

El tratamiento esta delimitado a un período de tiempo,
aunque podría ser necesario varias sesiones de tratamiento
a lo largo de la vida del adicto.

El objetivo del tratamiento es poder asistir al paciente a
lograr su recuperación.

La intervención familiar es un procedimiento
dirigido a poder ayudar al adicto a tomar la decisión de
entra en recuperación. Esta intervención debe ser
guiada por un profesional entrenado y se basa en el poder de la
familia como grupo de presión
positiva.

Es recomendable asesorarse con un profesional de la
adicción que está entrenado en esta área y
cumpla con los requisitos para poder ser de ayuda.

Aun así no es necesariamente indispensable la
intervención profesional pues muchos adictos se recuperan
sin necesidad de tener contacto con el sistema de salud.

Por otro lado, hay que guardar cuidado y prudencia pues,
siempre hay un sector de farsantes que se aprovechan de la
desesperación de las familias que sufren de la
adicción para engañar con falsas promesas o "curas"
mágicas.

No existen "curas" rápidas o mágicas; el simple
hecho de proponerlas denota un desconocimiento craso del tema.
Además esa actitud es precisamente el centro de la
dinámica mental de la adicción:
la búsqueda obsesiva del arreglo rápido, la
sustancia mágica, la persona, lugar o cosa que nos
"arreglará" la vida.

El tratamiento de las adicciones debe ser integral,
sistémico y estratégico abordando la mayor cantidad
de niveles posible: personal, familiar, laboral, social, etc.; y
se debe tener en cuenta a la persona de manera integral y
completa.

Los cambios psicosociales son el foco donde la mayor cantidad
de energía de tratamiento se invertirá, pues es
allí donde la posibilidad de cambio constructivo es
mayor.

Las diferentes herramientas
terapéuticas pueden y deben ser usados de manera integral
y teniendo en cuenta las necesidades especiales de cada persona,
pero nunca como substituto del tratamiento psicosocial.

No existen tratamientos mejores que otros sino que cada
persona tiene necesidades distintas y cada modalidad de
tratamiento ofrece posibilidades distintas. Cada plan de
tratamiento individual debería basarse en la severidad del
proceso adictivo, las características individuales de la
persona y la situación de funcionamiento psico-social en
ese momento.

Los centros de rehabilitación se caracterizan por
brindar un tratamiento bastante estructurado, de aquí las
etapas del tratamiento:

a) Desintoxicación: etapa de
estabilización

La desintoxicación es la etapa inicial e intensiva del
tratamiento. En esos programas se administra a los
drogodependientes un tratamiento de desintoxicación bajo
supervisión médica. El
síndrome de abstinencia que se puede desarrollar al
suspender el uso de una droga variara según la droga de
que se trate.

Los síntomas generales comunes son la necesidad
imperiosa de consumir la sustancia, ansiedad, inquietud,
irritabilidad, insomnio y falta de concentración.

Los adictos a psicoestimulantes, en particular anfetaminas y
cocaína,
también pueden necesitar supervisión médica
durante la fase aguda de abstinencia que se presenta
después de la cesación del consumo de la droga.
Aunque no manifieste síntomas físicos directos de
abstinencia (si no se administra un agonista para aliviar el
malestar), la persona puede llegar a sufrir graves problemas
psicológicos (incluso psicosis
inducida) y trastornos del sueño que pueden aliviarse con
medicación adecuada.

El objetivo principal de los programas de
desintoxicación es lograr la abstinencia en la forma
más segura y cómoda posible.

La desintoxicación no constituye, por si misma, un
tratamiento de rehabilitación y muy rara vez se logra
ayudar prestando a los pacientes el apoyo necesario para mantener
los resultados y metas logrados anteriormente. Puede comprender
llamadas telefónicas periódicas y visitas
programadas y no programadas o sin consulta previa. Además
de los servicios de postratamiento ofrecidos por el programa
estructurado, también se puede alentar a los participantes
a pasar a formar parte de grupos de autoayuda y ofrecerles
servicios de apoyo y de orientación generales en la
comunidad, de ser necesario. Hasta el momento no se ha evaluado
formalmente la eficacia de esa
clase de
servicios, si bien en general se reconoce su valor y se
intenta promoverlos. Naturalmente, un entorno familiar y
comunitario propicio también contribuirá a la
recuperación de las personas que han recibido tratamiento
por abuso de drogas.

La desintoxicación no constituye, por si misma, un
tratamiento de rehabilitación y muy rara vez se logra
ayudar a los pacientes a lograr una abstinencia duradera. La
desintoxicación es, mas bien, la primera etapa de los
programas de tratamiento encaminados a posibilitar la abstinencia
y la recuperación.

Los servicios de desintoxicación en régimen
ambulatorio o en la comunidad son indicados cuando se considera
que las personas con trastornos inducidos por sustancias pueden
abstenerse de consumirlas sin salir de la comunidad. Por lo
general la desintoxicación se inicia en el centro que
ejecuta el programa o en el domicilio del paciente con un periodo
de estabilización en el que se administran sustancias de
sustitución. Después de ese periodo de
estabilización, se va reduciendo gradualmente la dosis a
lo largo de un periodo que fluctúa entre algunas semanas y
varios meses. En ese periodo se puede alentar al paciente a
recibir asesoramiento, tratamiento medico y otros servicios de
apoyo. En muchos aspectos, en líneas generales, algunos de
esos programas pueden compararse, con los programas de
mantenimiento ambulatorios o en la comunidad.

Las personas con trastornos inducidos por sustancias y
vinculados a un síndrome o a síntomas de
abstinencia, que muy probablemente no podrán abstenerse de
las drogas si permanecen en la comunidad y que por lo tanto
necesitaran un entorno supervisado y controlado por facultativos,
pueden ingresar en un programa de interacción o
residencial a corto plazo. En la mayoría de esos programas
se pasa de una etapa de desintoxicación a una etapa
bastante breve de prevención estructurada de
recaídas, asesoramiento y educación con la
perspectiva de remitir a la persona a otro servicio. Cabe
observar que algunas de las personas que se están
absteniendo de consumir drogas sufren otros problemas
físicos y psicológicos (que pueden influir en
la
administración del tratamiento del estado de
abstinencia de drogas o de alcohol), de modo que los programas de
interacción a corto plazo pueden constituir una
oportunidad propicia de descubrir o tratar esos problemas.

b) Rehabilitación: etapa de prevención de
recaídas

En la etapa de rehabilitación o de prevención de
recaídas se atiende a las necesidades de las personas que
han concluido un programa de desintoxicación, o que,
habiendo desarrollado dependencia, no presentan síntomas
de privación que exijan que se sometan a la etapa anterior
de tratamiento. Los programas de prevención de
recaídas o de rehabilitación tienen por objeto
cambiar el comportamiento de los pacientes para que puedan poner
freno al deseo de consumir sustancias. En esa etapa se aplican
intervenciones psicosociales y farmacológicas.

Programas en la comunidad o ambulatorio

Estos programas ofrecen un plan de atención
psicoterapéutica o de asesoramiento general. El plan se
suele configurar en función de las necesidades de cada
participante con arreglo a un método de gestión de
casos. El método está basado en la
determinación inicial y continua, por parte de un
clínico o una persona especializada, de los problemas,
recursos personales, apoyos sociales y factores de tensión
existentes. Ese análisis da lugar al establecimiento de un
conjunto de metas individuales de tratamiento que la persona ha
de alcanzar, cuyo cumplimiento se verifica y examina
periódicamente en el curso del tratamiento. La
gestión de casos abarca también funciones de
enlace y la remisión a otros servicios auxiliares de apoyo
que necesite el participante, así como a otros programas
especializados pertinentes.

En muchos países, la mayoría de los consejeros
utilizan técnicas
cognitivo conductuales y motivacionales centradas en el usuario y
ofrecen un tratamiento cuya duración oscila entre una
intervención breve de una a tres sesiones y un programa
estructurado de varios meses de duración.

En muchos países existen programas estructurados
ambulatorios sin drogas. En los programas más intensivos
se espera que los participantes asistan cuatro o cinco
días por semana varias horas por dia. Se trata de
ayudarles a comprender y reconocer mejor su comportamiento en
relación con el consumo de drogas con miras a mitigar las
consecuencias negativas de este y a evitarlo. Además, las
sesiones de asesoramiento y educación individuales y en
grupo pueden girar en torno a
cuestiones relacionadas con el VIH/SIDA, las
relaciones familiares, la formación profesional, la
reinserción laboral, el apoyo en materia de vivienda y
asuntos jurídicos.

Los servicios de asesoramiento planificado ofrecen programas
estructurados, con determinación de necesidades, planes de
tratamiento y metas claramente definidos y exámenes
periódicos, a diferencia de los servicios de
orientación e información, apoyo inmediato y
asesoramiento no programado. Los programas en la comunidad pueden
ofrecerse como alternativa a los programas de
rehabilitación residencial o como etapa posterior a
estos.

Programas de rehabilitación residencia:.Hay
programas de rehabilitación residencial a corto y a largo
plazo. Los programas de corto plazo suelen incluir un plan de
desintoxicación en la primera etapa y duran de 30 a 90
días. Los programas de largo plazo por lo general no
comprenden la abstinencia con supervisión médica y
duran de seis meses a un año. El modelo mas común
de rehabilitación residencial a largo plazo es la
"comunidad terapéutica".

Los servicios de rehabilitación residencial tienen
varias características en común: vida comunitaria
con otros adictos en recuperación; asesoramiento
individual y en grupo para prevenir recaídas;
gestión de los casos en forma individual; desarrollo de la
capacidad para enfrentar la vida cotidiana; formación y
experiencia laboral; servicios de vivienda y
preinstalación, y apoyo al postratamiento.

Por lo general se usa una metodología análoga a la de los
grupos de ayuda mutua como Narcóticos Anónimos y
Cocainómanos Anónimos. Algunos de esos programas
disponen de hogares intermedios o de transición, que son
espacios colectivos semiindependientes situados generalmente
cerca del lugar en que se administra el programa residencial
principal. En esos hogares se ofrece al grupo la posibilidad de
prepararse para regresar a la comunidad y, al mismo tiempo, se le
sigue dando el apoyo institucional que necesita.

Programas de sustitución y mantenimiento. Si
bien el objetivo principal de la mayoría de los programas
de rehabilitación es la abstinencia, se pueden prescribir
sustancias de sustitución como la metadona y la
buprenorfina, con fines de mantenimiento, a las personas con
dependencia de opioides. Con frecuencia se administra tratamiento
de mantenimiento a las personas que han fracasado reiteradamente
en los programas encaminados a lograr la abstinencia.

En los programas de mantenimiento se administra una sustancia
de sustitución en dosis adecuadas y estables durante
varios meses y, en ciertos casos, durante años. Es
importante considerar la prescripción de sustancias al
paciente en la comunidad como plataforma de las intervenciones de
asesoramiento psicosocial que se han de aplicar en
combinación con los programas de mantenimiento.

En la mayoría de los programas de mantenimiento se
ofrece un plan de sesiones periódicas programadas de
asesoramiento con determinado profesional, conjuntamente con el
acceso a grupos de autoayuda, atención primaria o medica
de otra índole y apoyo de promoción social.

En el Reino Unido y en Australia se ha despertado cierto
interés
por determinar la conveniencia y los efectos de administrar
dexanfetamina a ciertos consumidores adultos dependientes de
anfetaminas que no presentan una psicopatológica grave. No
se han reunido pruebas
suficientes para determinar el acierto de esa práctica, ni
se conocen bien las características de los adictos a los
que podría convenir esa clase de farmacoterapia.

Farmacoterapia antagonista: Cuando la persona
dependiente ya no consume drogas (es decir, se ha desintoxicado
totalmente), puede recibir una medicación antagonista
(naltrexona) como parte del tratamiento continuado de
prevención de recaídas. Ese antagonista bloquea los
receptores opiaceos en el cerebro y neutraliza los efectos de la
heroína o de toda sustancia que pudiera consumir la
persona. La prescripción de naltrexona (que no plantea
riesgo de
abuso) puede formar parte del tratamiento ambulatorio continuado
y se puede combinar con terapia familiar (aunque puede iniciarse
en un entorno residencial tras la desintoxicación). Se
administra medicación diariamente durante varios meses
como mínimo, con lo cual se bloquean los efectos de los
opiaceos (Medicamento que se usa para tratar el dolor. Contiene
opio o una sustancia elaborada con opio -como la morfina-) y, por
consiguiente, se promueve la recuperación a largo plazo
ayudando a la persona a seguir absteniéndose de consumir
drogas. Cabe destacar la importancia de la participación
del cónyuge y de la familia para lograr que el paciente
cumpla el tratamiento.

En las investigaciones
se ha comprobado que el tratamiento con naltrexona no siempre se
cumple y que hay una tasa elevada de deserción. No
obstante, cuando los pacientes están muy motivados o son
muy cumplidores, la naltrexona suele ser muy eficaz, lo que
indica la importancia de estudiar las características del
paciente para administrarle el tratamiento que más le
convenga.

Se han hecho grandes esfuerzos por encontrar antagonistas de
la cocaína; sin embargo, no se ha comprobado
empíricamente la eficacia de ningún bloqueador de
receptores de esa sustancia.

c) Postratamiento

En algunos programas estructurados hay un periodo de
tratamiento menos intensivo, denominado postratamiento,
después que el paciente ha concluido el programa
principal. El postratamiento se puede limitar a un mes, o se
puede prolongar hasta mucho después de haberse terminado
el tratamiento, y tiene por objeto seguir prestando a los
pacientes el apoyo necesario para mantener los resultados y metas
logrados anteriormente. Puede comprender llamadas
telefónicas periódicas y visitas programadas y no
programadas o sin consulta previa.

Además de los servicios de postratamiento ofrecidos por
el programa estructurado, también se puede alentar a los
participantes a pasar a formar parte de grupos de autoayuda y
ofrecerles servicios de apoyo y de orientación generales
en la comunidad, de ser necesario. Hasta el momento no se ha
evaluado formalmente la eficacia de esa clase de servicios, si
bien en general se reconoce su valor y se intenta promoverlos.
Naturalmente, un entorno familiar y comunitario propicio
también contribuirá a la recuperación de las
personas que han recibido tratamiento por abuso de drogas.

 

 

Autoras:

Jacqueline de los Santos

Florencia Hermozo

Pamela Nievas

Cecilia García

Partes: 1, 2
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